La Violencia Nos Deshumaniza
Hace unos días estaba revisando YouTube para ver un programa y me apareció una noticia de una persona que fue asesinada en un vagón del Nueva York. La persona que murió era un hombre afroamericano llamado Jordan Neely de 30 años que era conocido por imitar a Michael Jackson. Su asesino le aplicó una llave de inmovilización para abatirlo y en pocos minutos murió asfixiado.
Hay algo que me llamó la atención y es que se dijo que la víctima vivía en la calle y contaba con antecedentes por delitos menores, como colarse en el metro sin billete o alterar el orden público, entonces se dijo que como era un ladrón con trastornos mentales, su muerte podría estar justificada. Al parecer dos hechos que colocan a una persona inmediatamente en una lista de quiénes pueden ser exterminados por cualquier persona sin mayor reproche.
El agresor es Daniel J. Penny, un exmarine, de 24 años que fue interrogado tras la llegada del tren a la estación y quedó en libertad sin cargos, pese a que las autoridades determinaron en ese minuto que se trató de un homicidio, sin entrar en consideraciones sobre la intención o la culpabilidad del autor. Días después se entregó a la policía, fue acusado de homicidio sin premeditación y pagó una fianza de 100.000 dólares quedando en libertad.
Según testigos había estado actuando de manera errática antes del incidente, pero no había atacado a nadie en el tren antes de que lo asfixiaran. Comenzó a gritar que tenía hambre, sed y que tenía poco por qué vivir, se dice que estaba molestando a las personas y básicamente por este hecho el exmarine lo abatió y asfixió hasta arrebatarle la vida. Posterior al hecho también se ha puesto sobre la mesa el tema del racismo al ser la victima una persona afroamericana y un blanco su agresor.
En pocos medios he leído reproche total, sin justificación. No podemos andar por la vida haciendo justicia con las propias manos y determinando quién debe morir y justificar muertes de esta forma. Realmente me asombra el nivel de justificación que se le dio en un principio a este asesinato.
El vídeo de tres individuos sujetándole hasta su último aliento, fue una respuesta extrema y comparto las palabras que tuvo la congresista Alexandria Ocasio-Cortez (AOC) quien calificó lo sucedido como una “ejecución pública”. Lamentablemente vi el video, y no quiero ser morbosa con esto, pero realmente no sé qué sucedía alrededor, la gente parecía apoyar el hecho y no tener mayor problema con lo que estaban viendo o quizá estaban en shock o amenazados, la verdad es confuso e inexplicable para mí.
Siento que hay una nube de indiferencia por este acto brutal y en general hay más indiferencia ante actos de violencia que ocurren cada día, en cualquier parte del mundo. Cuando vi el video recordé la serie de ciencia ficción “Black Mirror”, que trata sobre cómo la tecnología altera nuestras acciones y reacciones sociales. Pasó lo mismo que un capítulo en donde se filma el hecho para subirlo a una red social y conseguir me gusta sin intervenir o alertar para evitar lo que esta sucediendo.
No podemos hacer justicia por nuestras propias manos, si es un ladrón o una persona con problemas mentales, es la policía, los servicios sociales y la justicia quienes deben hacer su trabajo. No podemos aceptar que este tipo de asesinatos sigan ocurriendo y ser indiferentes ante estos hechos. Las vidas no tienen valor por lo que la sociedad les otorga. Debemos ser respetados por el solo hecho de existir y reaccionar ante actos tan brutales como este.
Violence Dehumanizes Us
Some days ago, I was checking YouTube, and a news item appeared about a person murdered in a train car in New York. The person who died was a 30-year-old African American named Jordan Neely, known for impersonating Michael Jackson. His killer applied a chokehold to bring him down, and in minutes, he died of suffocation.
Something that caught my attention is that the victim lived on the street and had a record of minor crimes, such as sneaking into the subway without a ticket or disturbing public order. So it was said that his death could be justified since he was a thief with mental problems. These two facts immediately place a person on a list of people anyone can exterminate without much reproach.
The attacker is Daniel J. Penny, a 24-year-old ex-marine who was questioned after the train arrived at the station and was released without charge, even though the authorities determined at that minute that it was a homicide, without considering the author’s intent or culpability. Days later, he turned himself in to the police, was charged with manslaughter, posted $100,000 bail, and was released.
According to witnesses, the victim had been acting erratically before the incident but had not attacked anyone on the train before he was choked. He began to yell that he was hungry and thirsty and had little to live for; it is said that this man was bothering people, and, for this fact, the ex-marine threw him to the ground and suffocated him until he took his life. After this event, the issue of racism has also been put on the table since the victim is African American, and his aggressor is white.
In a few media, I have read total reproach without justification. We cannot go through life doing justice with our own hands, determining who should die, and justifying deaths in this way. It amazes me the level of justification that was initially given for this murder.
The video of three individuals holding him until his last breath was an extreme response. I share the words of Congresswoman Alexandria Ocasio-Cortez (AOC), who described what happened as a “public execution.” Unfortunately, I saw the video, and I do not want to be morbid about this, but I do not know what was happening around them. People supported the fact and did not have a problem with what they were seeing, or maybe they were in shock or threatened. The truth is confusing and inexplicable to me.
I feel that there is a cloud of indifference for this brutal act, and in general, there is more indifference to acts of violence that occur every day in any part of the world. When I saw the video, I was reminded of the science fiction series “Black Mirror,” about how technology alters our social actions and reactions. The same thing happened in a chapter where the event is filmed to upload to a social network and get likes without intervening or alerting to avoid what is happening. We cannot take justice into our own hands; if it is a thief or a person with mental problems, it is the police, social services, and justice who must do their job. We cannot accept that this type of murder continues to occur and be indifferent to these events. Lives have no value for what society gives them. We must be respected for merely existing and reacting to acts as brutal as this.