La polarización de la política en Latinoamérica
La polarización política, expresada de forma sencilla, se refiere al fenómeno mediante el cual la opinión pública se fragmenta en dos extremos opuestos. Si bien posee diversas aristas, quiero centrarme en el fenómeno mencionado anteriormente.
El 14 de agosto se llevaron a cabo las primarias en Argentina, marcando el inicio de la carrera presidencial. Para sorpresa de muchos, Javier Milei, un candidato de ultraderecha, fue el más votado en las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), recabando más del 30% de los votos.
Aunque este triunfo de la ultraderecha en Argentina podría resultar sorprendente para muchos, al observar otros países de Latinoamérica, notamos que esta tendencia se ha fortalecido en diversos lugares. Tomemos como ejemplo a Chile, donde, tras el estallido social, el presidente Gabriel Boric asumió en 2022 representando a una izquierda más radical que la predominante hasta ese momento. Sin embargo, en 2023, durante la votación para redactar el segundo borrador de la Constitución, hubo un giro: los “Republicanos”, una corriente de extrema derecha, obtuvieron la mayoría de los votos.
Cito estos ejemplos porque, aunque hace unos años la izquierda parecía liderar el panorama político en Latinoamérica, hoy observamos un marcado cambio de pensamiento, vinculado en muchos casos a las profundas crisis socioeconómicas que afligen a varios países de la región.
La ciudadanía, en su búsqueda de soluciones, a menudo se inclina hacia la antítesis de lo establecido. Sin embargo, al repetir patrones históricos, no consiguen avances significativos. La inestabilidad económica, las crisis migratorias y la inseguridad propulsan a grupos nacionalistas de extrema derecha a proponer soluciones radicales.
Si bien la política no es un ámbito que me atraiga particularmente, quiero enfatizar que, en mi opinión, los extremos raramente benefician a una nación. Basta con mirar nuestra historia: si esos extremos hubiesen sido efectivos, no enfrentaríamos crisis actuales. Pese a que algunos derechos se amplían, otros se ven limitados, dando lugar a un conflicto interminable de intereses.
La desigualdad ha crecido y no percibo un desarrollo significativo en Latinoamérica. ¿Por qué es tan difícil alcanzar consensos? Debemos ser capaces de integrar diversos puntos de vista y alcanzar acuerdos. Al observar nuestra realidad desde la comodidad o la adversidad, no vemos al conjunto de la sociedad. Somos seres sociales, y ya hemos recorrido un largo camino como para seguir oscilando entre extremos o instaurando dictaduras. Es esencial escuchar a todos, incluso si no compartimos sus ideologías. El respeto y el diálogo son cruciales; de lo contrario, seguiremos atrapados en esta polarización perpetua, sin resolver los conflictos subyacentes.
Political polarization in Latin America
Political polarization, simply put, refers to the phenomenon by which public opinion divides into two opposing extremes. While it has several facets, I want to focus on this occurrence.
On August 14, the primary elections were held in Argentina, marking the beginning of the presidential race. To the surprise of numerous, Javier Milei, a far-right candidate, garnered the most votes in the open, simultaneous, and mandatory primaries (PASO by its acronym in Spanish), collecting over 30% of the votes.
Although this far-right victory in Argentina might be startling to many, looking at other Latin American countries, we can see that this trend has been gaining strength in various places. Take Chile as an example. After the social unrest, President Gabriel Boric took office in 2022 after the social unrest, representing a more radical left than the previously dominant one. However, in 2023, there was a shift during the voting to draft the second version of the Constitution: the “Republicans,” a far-right movement, secured the majority of the votes.
I mention these examples because, while the left led the political landscape in Latin America a few years ago, today, we witness a significant shift in thinking, often tied to the deep socioeconomic crises plaguing many countries in the region.
Citizens often lean towards the antithesis of the status quo in their search for solutions. Yet, by repeating historical patterns, they don’t achieve meaningful progress. Economic instability, migration crises, and insecurity drive far-right nationalist groups to propose radical solutions.
While politics isn’t a realm that particularly appeals to me, I want to emphasize that, in my view, extremes rarely benefit a nation. One only needs to look at our history: if these extremes had been effective, we wouldn’t face the current crises. Although some rights expand, others become restricted, leading to an endless conflict of interests. Inequality has grown, and I see little development in Latin America. Why is consensus so hard to reach? We must be able to integrate various perspectives and come to agreements. Viewing our reality from a place of comfort or adversity, we miss the bigger picture of society. We are social beings, and we’ve come too far to continue oscillating between extremes or establishing dictatorships. Listening to everyone, even if we disagree with their ideologies, is vital. Respect and dialogue are crucial; otherwise, we will remain trapped in this endless polarization unless we address the underlying conflicts.