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CALENTAMIENTO GLOBAL: LA TIERRA ESTÁ SUFRIENDO

La tierra se está quemando bajo nuestros pies. Hoy el agua escasea en cada continente del globo y las temperaturas están rompiendo récords días tras día. Lo que era inusual hace décadas, hoy parece ser la nueva realidad que llegó para quedarse. 

El 3 de julio de 2023, llovió 12 horas seguidas en la Antártida, una zona que en pleno julio está completamente congelada. La lluvia responde a la llegada de una masa de aire cálido que desgraciadamente provocó una ola de calor e hizo que no nevara, sino que lloviera. Jamás había ocurrido algo así en esa zona, al menos desde que se tiene registro del clima en el continente helado.

El agua es enemigo del hielo ya que el agua derrite el hielo y se lo lleva. Es un hecho que hoy hay mucho menos hielo y lo más probable es que cuando termine el siglo muchos paisajes que hoy se ven blancos, no existirán de esa forma nunca más.

Los niveles de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efecto invernadero en la atmósfera aumentaron hasta niveles récord en 2019. Esto pone en alerta a diferentes actores de la comunidad internacional, ya que, si bien muchos de los fenómenos climáticos responden a un ciclo que se repite cada ciertos años o décadas, lo que hoy estamos viendo es una respuesta acelerada producto de acciones nocivas provocadas por los seres humanos.

Se han trazado metas para retrasar el colapso de la tierra. En 2015 la ONU aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, un acuerdo para que los países y sus sociedades emprendan un nuevo camino para mejorar la calidad de vida de la humanidad. La agenda cuenta con 17 objetivos de desarrollo sostenible, que incluyen desde la eliminación de la pobreza hasta el combate al cambio climático, la educación, la igualdad de la mujer, la defensa del medio ambiente o el diseño de nuestras ciudades.

Según los algoritmos predictivos de una Inteligencia Artificial, a principios de la década de 2030 la Tierra se encontrará 1,5º C más caliente que antes de la Revolución Industrial. Se ha dicho que esta inteligencia tan demandada podría ayudar a disminuir los cambios climáticos, pero para poder abastecer toda la demanda de esta herramienta tecnológica, también es necesario cuestionar cuanta energía necesitaremos para abastecer su demanda.

No tengo claro qué porcentaje de lo que hagamos individualmente puede evitar una catástrofe climática, pero sí podemos contribuir en el modo en que nos desplazamos, hasta la electricidad que utilizamos y los alimentos que comemos. No esta demás cambiar algunas de nuestras conductas y ser más amigables con el medio ambiente.

En este momento podríamos aprovechar para conectar con el entorno en que vivimos y no hablo de lo material que nos rodea, sino que de lo que existe cuando salimos de la cuidad de conectamos con la montaña, con el mar o con los ríos. Conectar con lo que dejamos de percibir cuando vivimos en el cemento.

Esa desconexión refuerza el no estar conscientes de los cambios que se van produciendo a nuestro alrededor. Hay que darse cuenta de que vivimos en un planeta que respira y necesita de nuestros cuidados, y si no te interesa aquello… piensa en la calidad de vida que tendrás por seguir ignorando a la naturaleza.

Global warming: the earth is suffering

The Earth is burning beneath our feet. Water is scarce on every continent today, and temperatures are breaking records daily. What was unusual decades ago, now seems to be a new reality, and it is here to stay.

On July 3, 2023, it rained for twelve consecutive hours in Antarctica, a region usually wholly frozen in the middle of July. The rain was a response to the arrival of a mass of warm air that, unfortunately, caused a heatwave, resulting in showers instead of snow. Such an event had never occurred in that area, at least not since climate records have been kept on the icy continent.

Water is the enemy of ice, as it melts and carries it away. It is a fact that there is much less ice today, and it’s highly likely that by the end of the century, many currently white landscapes will no longer exist in that form.

Carbon dioxide (CO2) and other greenhouse gases in the atmosphere reached record levels in 2019. This has raised alarms among international actors because, while climate phenomena follow cycles that repeat every few years or decades, we are witnessing an accelerated response due to harmful actions caused by humans.

Goals have been set to delay the Earth’s collapse. In 2015, the United Nations approved the 2030 Agenda for Sustainable Development, an agreement for countries and societies to embark on a new path to improve humanity’s quality of life. The agenda includes seventeen sustainable development goals, including eliminating poverty, combating climate change, promoting education, gender equality, environmental protection, and urban design.

According to predictive algorithms from Artificial Intelligence, by the early 2030s, the Earth will be 1.5°C warmer than before the Industrial Revolution. It has been said that this highly sought-after intelligence could help mitigate climate change, but to meet the demand for this technological tool, it is also necessary to question how much energy we will need to supply it.

I’m still determining what percentage of our actions can prevent a climate catastrophe. Still, we can contribute by changing how we travel, the electricity we use, and the food we eat. It would be good to alter some of our behaviors and be more environmentally friendly.

Right now, we can connect with our environment, and I’m not talking about the material surroundings, but what exists when we leave the city and connect with the mountains, the sea, or the rivers? Try connecting with what we miss when we live surrounded by concrete. This disconnection reinforces our unawareness of the changes happening around us. We need to realize that we live on a planet that breathes and requires our care, and if you’re not interested in that, think about the quality of life you’ll have by continuing to ignore nature.