Gabriel Pilonieta-Blanco

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Editorial

Aceptar una derrota no es fácil, mas aun cuando se trata de algo que tiene un peso profundo en nuestras vidas. Una querida amiga se expresó de esta manera al día siguiente de las elecciones: “No hay palabras para describir lo tristes que son los resultados de las elecciones presidenciales para Estados Unidos y el mundo.

No puedo dormir. Cuando me duermo, me despierto en medio de esta pesadilla. A pesar de todo el estrés y la ansiedad que esto me está causando, no puedo imaginar el estrés y la ansiedad que está causando a nuestros millones de familias inmigrantes de estatus mixto.

Muchas personas que votaron por Trump no recuerdan ni se dan cuenta de lo mal presidente que fue. Muchas personas no creen todas las locuras que dice porque miente todo el tiempo. Muchas personas creen que ayudará a la economía, ¡una economía que ya es la envidia del mundo! Rezaré por la paz y por un camino hacia adelante. No vamos a volver atrás”.

Claramente, apartando la decepción de ver que estábamos en una realidad paralela y que quizás las personas que pensamos tendrían un poco más de ecuanimidad le dieron la victoria a una formula perniciosa de la que veremos sus funestas consecuencias en no poco tiempo.

Triste es ver ese dineral gastado en un proyecto fallido, del que ahora quizás ninguno se siente responsable, pero ya lo han dicho antes, la victoria tiene varias cabezas mientras que la derrota es huérfana.

Sin duda la oferta contraria penetró en las mentes de jóvenes y minorías de una manera que no esperábamos, y aprenderemos nuestra lección para que ojalá los errores no se repitan, cuando se nos quite el desconcierto. No es sencillo bajarse de la nubes, no.

El asunto ahora es que no debemos ver una batalla perdida, como la muerte de la esperanza, debemos continuar soñando y construyendo en lo mejor de nuestro alcance.

Así como nos esperan días oscuros, también portamos una luz que no nos pueden quitar tan fácilmente, porque seguimos amando y buscando un mañana mas hermoso para todos, no lleno de temores y odios infundados.

Como dicen que la historia es cíclica, sabemos que nuestro tiempo es el futuro y hacia allá vamos todos.

Nuestro papel como medio de comunicación seguirá siendo el mismo, poner nuestro grano de arena por un mejor mañana. A lo mejor allí nos encontramos.

Editorial

Accepting defeat is not easy, even more so when it has a deep weight in our lives. A dear friend expressed herself in this way the day after the elections: “There are no words to describe how sad the results of the presidential election are for the USA and the world.

I can’t sleep. When I do fall asleep, I keep waking up in the middle of this nightmare. For all the stress and anxiety this is causing me, I cannot imagine the stress and anxiety it is causing our millions of mixed-status immigrant families.

Many people who voted for Trump do not remember or realize how bad of a president he was. Many people do not believe all the crazy things he says because he lies all the time. Many people believe he will help the economy—an economy that is already the world’s envy! I will pray for peace and a path forward. We are not going back.”

Putting aside the disappointment of seeing that we were in a parallel reality and that perhaps the people we thought would have a little more composure gave victory to a pernicious formula whose dire consequences we will see in no time.

It is sad to see that so much money was spent on a failed project, for which perhaps no one now feels responsible, but as has been said before, victory has several heads while defeat is an orphan.

The contrary offer penetrated the minds of young people and minorities in a way that we did not expect. When the confusion is gone, we will learn our lesson so that the mistakes will not be repeated. It is not easy to come down from the clouds, no. The point is that we should not see a lost battle like the death of hope. We must continue dreaming and building to the best of our ability.

As dark days await us, we also carry a light that cannot be taken away from us easily because we continue to love and seek a more beautiful tomorrow for all, not full of unfounded fears and hatred.

As they say, history is cyclical. We know that our time is the future, and that is where we are all going. Our role as a means of communication will continue to be the same. We must do our part to make tomorrow better. Maybe we will meet there.